Es un objetivo ambicioso, pero para nada imposible, dadas las características del alumnado que tenemos.
El colegio Concepción tiene entre sus filas, estudiantes con un sólido bagaje valórico y unas ganas enormes de participar en la sociedad. A esto debemos sumarles, el alto nivel de fraternidad y respeto que existe en la mayoría de las aulas, lo que demuestra que tenemos una buena base para comenzar a trabajar.
Pero como siempre, las dificultades suelen aparecer cuando nosotros, los adultos, los actuales líderes, nos vemos enfrentados a situaciones donde nuestras capacidades para liderar se ponen a prueba y muchas veces, sin intención, mostramos modelos inadecuados, ya sea por la rapidez con la que tenemos que tomar decisiones (que no siempre son las mejores) o por la incertidumbre de no saber hacia dónde vamos (por no tener claras las metas). Todo esto puede ser leído como ausencia de liderazgo o exceso de confianza. Nosotros, los adultos, debemos salvaguardar esta imagen de liderazgo, mostrándonos abiertos a las iniciativas y aportes, acogiendo las sugerencias y siendo consecuentes con nuestro decir y actuar. De esta manera, los estudiantes podrán tomarnos como referentes a la hora de ejercer sus liderazgos, aunque sea a pequeña escala.
Un líder debe escuchar a su gente e integrar las observaciones que le hacen en sus proyectos. Un líder no debe sucumbir ante la presión, porque sabrá delegar de manera oportuna aquellas acciones que sean posibles de delegar, empujando a todos los participantes a remar hacia el mismo lado.
Formas de liderazgo hay muchas, pero cuando estamos formando líderes debemos preguntarnos qué líderes queremos en el futuro: ¿Líderes capaces de trabajar en equipo? ¿Líderes creativos? ¿Líderes carismáticos? Independiente del estilo creo que todos estamos de acuerdo en que los líderes deben ser positivos.
Como sea debemos comenzar YA a trabajar con nuestros alumnos, porque los líderes no solo nacen, también se hacen y peor aún, des “deshacen” y nosotros podemos generar muchas instancias que fomenten este gran valor, en cuanto comencemos a confiar en sus propuestas y darles las herramientas para ponerlas a prueba.
En estas últimas semanas hemos podido observar la capacidad de organización, las buenas ideas y lo responsables que pueden ser los estudiantes cuando se les permite soñar y proyectar esos sueños a la comunidad. Ahora está en nosotros apoyar esas causas y no abandonarlos en el proceso, porque ellos podrán tener mucho talento y muchas iniciativas, pero también hay que entender que están en desarrollo y necesitan nuestra guía y monitoreo constante, de manera que las experiencias sean positivas y produzcan un cambio de conducta permanente.

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