Me gustaría comenzar presentándome y porque soy un locutor el día de hoy, mi nombre en Rodolfo Roa Muñoz, estudiante de primer año de Química y Farmacia, beneficiado de la Beca Enrique Molina Garmendia y mi intención el día de hoy, es ser portavoz de mis compañeros y compañeras.

Durante este último tiempo, he pensado en las sensaciones, que deben sentir mis compañeros/as al estar aquí. Una característica principal de mis pares es que formamos un grupo de diverso origen, de norte a sur de nuestro país, donde la mayoría de nosotros no solíamos vivir en Concepción, teniendo que adaptarnos a una nueva realidad, pero estando motivados para cumplir nuestros sueños. Como parte de esta diversidad, cada uno de nosotros posee una historia única e irrepetible, cualidades que nos tienen ante ustedes, pero sin duda alguna, el motivo de nuestra presencia se puede resumir en dos palabras: “Esfuerzo y Vocación”.

No fue hace mucho tiempo cuando nos encontrábamos en la encrucijada de decidir que carrera estudiar y en que institución hacerlo. Cómo sería esta nueva dinámica cotidiana llamada Universidad y como seriamos capaces de sobrellevar esta nueva realidad. Pese a estas naturales, pero no despreciables dificultades, cada uno y una de nosotros estuvimos a la altura de las circunstancias y, por ende, estamos aquí.

La Universidad de Concepción hoy nos entrega un espacio para reconocer nuestras cualidades académicas, el esfuerzo y la constancia que involucra aquello. Asimismo, nos lleva a comprometernos como becarios y becarias a representar el espíritu de estos beneficios y, por ende, inspirarnos del legado que se nos entrega como estudiantes. Dentro las características de este legado, se destaca el desarrollo de profesionales con un desarrollo ético, de gran calidad humana y con un gran sentido de solidaridad, siendo capaces de generar pensamiento crítico para innovar y promover el desarrollo humano y socioeconómico del país, con una noción importante del bien común de la sociedad y además una capacidad de liderazgo y emprendimiento destacable. Misión que nos hace participes y grandes promotores de la democracia, la equidad y la libertad de expresión, como parte de la formación pluralista y laica que se nos entrega.

Por otro lado, el ser seleccionado y seleccionadas como estudiantes y becarios/as de la Universidad de Concepción, nos hace sentir honra y valoración, junto a una gran responsabilidad. Pues esta casa de estudios, más allá de ser una institución de educación superior, forma parte de identidad de la región y además de la historia de Chile. Recordando que fue la primera universidad privada de regiones y Latinoamérica, surgiendo ante la unión y la necesidad de descentralizar el desarrollo de profesionales para favorecer a las regiones y suplir la gran demanda de estos.

Más allá de la historia, el prestigio de la UdeC nos hace observarla como un verdadero polo de desarrollo de profesionales de calidad, tal como su fundador, Don Enrique Molina Garmendia describió a continuación: : «la nueva Universidad, además de que forme profesionales de carreras liberales y profesionales técnicos, como los reclamaba el desarrollo e incremento de la riqueza nacional, sea un centro de variadas informaciones para el público, de extensión universitaria, de investigaciones y experimentaciones científicas y de fomento de la más alta cultura literaria, humanista y filosófica». Motivos más que suficientes para convencerme de postular a esta casa de estudios.

Sumado a estos factores, quisiera enviar mis más honestos sentimientos de gratitud hacia ciertas personas que me motivaron e instaron para llegar aquí. mi profesora de Química: María Soledad Arriagada Prieto; mi profesor de Física; Marcelo Escobar Rivera; mi profesora de Matemáticas; Viviana Arata Solar y sin duda alguna, a quien le debo mi forma ser, mi madre aquí presente; Llacolen Muñoz Venegas.

De forma paralela, reitero mis agradecimiento y sentimientos de honra al estar presente ante ustedes y formar parte de esta gran Comunidad UdeC y lo que aquello representa. Agradecerles a mis pares, a la universidad y la Comisión de becas de la Unidad de Bienestar Estudiantil y, sobre todo, a mi familia.

Para cerrar, me gustaría dejar estas palabras del escritor estadounidense Edgar Allan Poe: “Los sueños son polvo de borrador y ahora tengo un bolígrafo”