Muchas veces se cree que los niños de hoy no disfrutan la lectura, pero esta semana hemos demostrado lo contrario. Al parecer no se trata de falta de motivación, sino de falta de instancias de hacerlo.
El Cuarto básico “B” ha preparado una actividad muy peculiar para celebrar la semana del libro.
Se trata de un Restaurant Literario llamado “El Apetito Lector”, donde los clientes pueden ir a degustar de una gran variedad de lecturas, que van desde los poemas a las fábulas, pasando por chistes, cómics y textos informativos.
Los alumnos de este curso, muy bien vestidos, reciben a otros alumnos del primer ciclo, atendiéndolos amablemente de principio a fin. Los clientes reciben un menú, eligen su consumo, piden la cuenta, reciben su boleta y escriben su cheque.
La demanda ha sido tal, que se ha ampliado el horario de servicio. Impresiones como: «Tía, los niños en verdad vienen a leer, no a jugar” o “Tía hubo un grupo que no se quería ir, leyeron todo el tiempo”, me han hecho reflexionar sobre la importancia de mostrar la lectura como algo divertido, como una instancia para compartir, imaginar y apreciar; debemos adecuar los tiempos para generar más actividades de fomento a la lectura. ¡Las ganas están!
En este tipo de actividades desarrolladas bajo la metodología de proyecto, no solo se refuerza un área específica. También se articulan asignaturas tan opuestas como lenguaje y matemática, se ejercitan habilidades blandas, se genera sensación de logro, se produce el ansiado enfoque crítico-reflexivo, se trabaja la resolución rápida de problemas cotidianos y se fomentan valores cívicos. En resumen, aprenden para la vida y de paso refuerzan la autoestima y hacen felices a otras personas.
Orgullosa y entusiasmada por el compromiso de mis alumnos y la convocatoria lograda, puedo decir que esto nos da pie para nuevos proyectos destinados a hacer del aprendizaje algo vivo, dinámico y significativo. ¡Éste es el camino!
Verena Bielefeldt

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