El evento central fue la búsqueda de huevitos de chocolate, una tradición anhelada año tras año. Ocultos en rincones del patio y bajo los árboles, los huevitos aguardaban ser descubiertos por las manos ansiosas de nuestros pequeños.
Abrazos y risas llenaron el ambiente, creando un espacio lleno de felicidad. Los conejitos de Pascua, transformándose en algo más que visitantes, se convirtieron en amigos que enseñaron el valor de compartir y disfrutar juntos de los momentos.
Esta visita especial dejó no solo huevitos de chocolate y sonrisas, sino también preciosos recuerdos en los corazones de nuestros pequeños del nivel parvulario.
Agradecemos profundamente a los apoderados por su constante apoyo en estas actividades.

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