El “Café Literario” realizado hacia el mes de abril no solo fue una grata y notable instancia cultural generada al interior de nuestro establecimiento educacional para dar a conocer a estudiantes que abrazaban el amor por la poesía y arte literario en general, sino también para conocer a personas adultas que compartían este mismo “placer creativo”. Entre ellos y sorpresivamente para muchos nos encontramos con don DANIEL RODRÍGUEZ SOTO, miembro de la sección de Contabilidad de nuestro Colegio. Para conocer más detalles sobre él, lo entrevistamos y esto fue lo que pudimos conocer de él.
¿Desde cuándo comenzó esta afición por escribir poemas?
“Bueno, la verdad es que fue desde muy pequeño. Siempre quise hacer algo distinto que al resto de mis hermanos (amantes del fútbol, por cierto) y buscando algo nuevo me encontré con esto que es lo que ahora me gusta muchísimo.”
En particular ¿qué escribe o bajo qué modalidad?
“Escribo poemas con rima y poesía en décimas. Las canciones tampoco son ajenas a mi fuente de inspiración. Tengo algunas por ahí que me han dado bastante satisfacción interior”.
¿Ha expuesto sus trabajos?
“Si. El “Café Literario” no ha sido mi primera experiencia para mí. Con don Mario Quezada trabajé ayudando a hacer una recopilación de poemas de distintos autores entre los que también incluí algunos de mi autoría. He expuesto también en revistas del Centro Femenino y la verdad, es que permanentemente lo hago junto a otros amigos.”
A continuación presentamos dos de sus obras.
El Perdido.
(Poema Folklórico – Daniel Rodríguez Soto – Enero 2016)
En la alta cordillera y velado por la miseria
encontré al hombre descalzo solo con su conciencia;
era tarde casi noche, cuando le vi cabizbajo,
llevaba por ropa unos harapos y por cinturón una rienda,
había perdido el rumbo de tanto andar y andar a solas,
sin saber tomo pal monte y subió la cordillera,
aquella que hiela el alma, aquella que no da tregua,
allí donde el frio pellizca y el andar se hace tronera
que dificulta el paso, de quien va por la ladera
buscando refugio pal frio, aunque ya era primavera.
La suerte no siempre alcanza, al que la quiere deberás
y tropieza con la desgracia aunque esta sea ajena,
pues culebreando el camino, sufre pero no flaquea
los miedos son de otra raza aunque nadie así lo crea,
por eso siguió el camino largo, cuesta arriba
y fue buscando la huella, que le lleve por otra senda
de vuelta hacia su destino alla abajo en la pradera
donde le espera la vida, que le ha de cobrar la deuda
y aunque no tenga conciencia tendrá que pagar por ella
con esfuerzo y sacrificio hasta dejarla cubierta.
Mi Vieja
(Daniel Rodríguez Soto – Junio 2014)
Sentada en el Comedor,
junto a una mesa vacía
estaba mi vieja madre
meditando su tristeza.
Yo la observaba de lejos
y quebrando su mirada
con mis pálidos reflejos
no me anime a molestarla.
Tan distraída y silente
ella esperaba a mi viejo
que recorriendo el camino
volvía a casa de nuevo.
Los niños ya no corren,
ya no juegan en los pasillos
refunfuñando los recuerdos
los muchachos han partido
Los hijos están ausentes
la casa sola y vacía
la tristeza hace presa
a quien más la lastima
La casa ha quedado sola
y sola también mi vieja
que ve pasar los recuerdos
ya que a nadie le interesa
Hay dos personas muy solas
en una casa vacía.
una es la imagen de mi padre
la otra mi vieja madre.
Era la noche más larga
aquella de mil recuerdos
la que se funde con el frio,
con la rabia y con el verso.

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