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Todo logro implica una recompensa

Para todo profesor de Educación Básica, la adquisición de hábitos es una cuestión de “vida o muerte”, porque aquellos que no se logran incorporar en los primeros años de vida, serán muy difíciles de adquirir en el futuro venidero.

Es por eso que aspectos como el esfuerzo, la responsabilidad, el orden, la proactividad y la autonomía, deben ser inculcados y reforzados muchas veces hasta que pasen a modo “piloto automático”. Por esta razón, luego de reflexionar en reiteradas ocasiones y habiendo hecho algo similar en pandemia, me avoqué a generar lo que denominé “cartones de méritos”, los cuales son completados con stickers cada vez que un estudiante genere una conducta deseada por iniciativa propia. A “cartón lleno” automáticamente son acreedores de una giftcard de “Verepesos”, los cuales pueden canjear una vez al mes por premios acordes a lo “ahorrado”, de manera que el esfuerzo sea reforzado positivamente con algo concreto, característica vital en esta etapa del aprendizaje y madurez psicológica pues es bien sabido que los niños en los primeros años de enseñanza no son muy abstractos en su pensamiento y necesitan tocar, ver y/o percibir el fruto de su esfuerzo. Y aunque suene conductista esta estrategia, es muy efectiva, puesto que el siguiente “cartón” amplía la cantidad de méritos a cumplir para lograr el mismo objetivo, lo que distancia el premio en el tiempo y produce un aumento en la frecuencia del hábito. Este experimento, además, permite que el estudiante administre sus “Verepesos” al momento de canjearlos, lo que, sin duda, le enseñará algo más para la vida.

En este sentido el Segundo Básico “A” ha respondido bastante bien a esta iniciativa y muchos de sus integrantes ya van en el cartón de 12 méritos. Espero que este ejemplo de gamificación en el aula les sirva como idea en sus casas con sus propios hijos cuando quieran cambiar alguna conducta.

Verena Bielefeldt
Profesora de Enseñanza Básica

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